Tan solo quedan 45 minutos para el momento más importante de la temporada, reviso mi bici en boxers por última vez, y me voy a calentar. Inicio con un trote muy suave y cuando aumento la velocidad empiezo a notar las temidas molestias en el isquiotibial derecho. Justo una semana antes, a la misma hora, realizaba un entrenamiento de calidad. Lo programado era 2x3000m + 2x1000m + 15k bici+2000m por encima del ritmo de competición. Las sensaciones eran geniales, el ritmo mejor de lo esperado, pero en la primera serie del segundo bloque, noto un pequeño pinchazo en el bíceps femoral derecho y por precaución decido inmediatamente finalizar  el entrenamiento. El lunes tocaban Farleck  pero cuando aumento el ritmo, de nuevo la dichosa molestia. Desde entonces hielo, ibuprofeno y bici muy suave. Días de duda, caminando entre la cuerda floja de mis pensamientos más catastróficos y mi “yo” más optimista . No quiero alimentar mi miedo, ni el de mis más allegados, así que prefiero mantenerlo casi en secreto.

Ya casi termino de calentar, esto no pinta bien, me voy hacia la salida, allí está Sara, la única que lo sabe,  y le comento que me duele la pierna,  me grita   “No te duele nada, lo vas hacer genial”, me anima pero realmente estoy muerto de miedo. “Tanta exigencia durante meses, y tantas personas a mi lado, apoyándome y esperando que vuelva con medalla…no me puede estar pasando esto”. Quedan 5 minutos para la salida, y me encuentro con Salazar, mejicano que hace muy  poco  fue uno de los mejores PROs del mundo, no es de mi grupo de edad, así que no influirá en mi clasificación, hablamos del circuito y  me comenta que saldrá a 3´10´´, “ yo si todo va bien,  creo que podré correr  entre 3´15´´ y 3´20´´”. Hago el mismo ritual de siempre, estiro, me santiguo dos veces y al instante dan la salida.

Pistoletazo de salida

Nada más salir nos enfrentamos a una cuesta de 700m, empiezo con mucha precaución, el mejicano sale tirando, y se forma un grupo de 5 duatletas donde hay dos M35, mi categoría. Voy muy cómodo pero el isquio me estira, en cuanto aumento un poco el ritmo parece que me vaya a romper en cualquier momento, el dolor lo puedo soportar pero no encajaría nada bien quedarme en la cuneta viendo como se esfuma mi sueño. Me adelanta un australiano M35, y desde ese momento empiezo una lucha constante entre el riesgo y la precaución, entre el  querer ir más rápido porque voy excesivamente “cómodo” y el frenarme  por no sobrepasar la frontera de la decepción. “Aguanta Tavi, lo importante es llegar ala T1, con la bici remontas seguro y si no hay impacto no hay dolor”. Y con “un ¡ay! constante en el cuerpo”, con “cuidado que te rompes” por fin llego a la transición y respiro aliviado.

20 Km  de bici para remontar.

Ya voy con mi BH. mucho más tranquilo, ahora solo tengo que preocuparme por ir rápido, aunque en todo momento empujo más de la izquierda para preservar para el tramo final de carrera.  El viento me da en contra pero voy fuerte, no me adelanta nadie, y  parece que ya veo al tercero, espero que sea el australiano de mi categoría.  Y sobre el km 10 me adelanta como un avión un americano M35, “¡joder!, ¡voy 5º! ¡aprieta Tavi, aprieta! ¡este no se te va, joder! y guardando la distancia de “No-drafting” me voy detrás de él, estoy sufriendo, ahora el viento lo llevamos a favor,  miro el cuentaquilómetros y no bajamos de 45K/h. Ahora si que estoy dándolo todo, ¡pero ya está ahí el australiano! y con el subidón en el cuerpo de ver al tercero a tiro de piedra, ¡doy gas a muerte! “ahora es el momento, ¡a por los dos!, ¡destrózalos!” Y con las revoluciones y la motivación al máximo los adelanto a saco, tengo que “hundirles” la moral.  Mientras me distancio por el rabillo del ojo veo que mi estrategia funciona con el estadounidense, cada vez está más lejos, pero el australiano lo llevo pegadito. Quedan 5kms y ahora es él, el que me devuelve la jugada. Se me va, se me va…voy tocado, se escapa la medalla.

Llego ala T2 y rezando para que mi isquio no me deje tirado, freno completamente mi bici y con máximo cuidado bajo de ella, casi caminando me voy a box. El Australiano se va, el bronce se está evaporando. Me pongo las voladoras y trotando salgo de la transición dolorido.

 El momento decisivo. Besa la gloria  o muere en el intento. 

Solo tengo 2500m para luchar con todas mis fuerzas. De nuevo en la cuesta y progresivamente aumento el ritmo, a unos 150m veo a mi rival. Físicamente voy muy entero pero mi pierna derecha vuelve a marcar mi límite, sin embargo, empiezo a bombardearme de pensamientos positivos. Surge efecto, el dolor cada vez  es más soportable, cada vez voy más rápido “Tavi, te estás acercando, ¡aguanta!. Ya estoy en el giro de 180º, solo quedan 1250m, me cruzo con mi competidor, lo miro, y en un segundo calculo su velocidad, mis posibilidades, me lleva unos 20´´  “Tavi esa medalla es tuya, vas más rápido, ¡lo puedes conseguir! Sigo cerca del abismo, el isquio me da continuos avisos.  Ya estamos en la bajada, “¡O tiras a muerte o no lo coges!” Y arriesgo, ahora ya prefiero romperme que quedar cuarto, pero no lo pienso, solo veo al australiano cada vez más cerca, veo mi sueño en la palma de mi mano. Queda 300m estoy justo detrás de él “Lo tengo. ¡¡A muerte Tavi, a muerte!! Sin dudar un instante le cambio de ritmo y lo dejo clavado , ¡eres tercero Tavi! ¡Tercero del mundo M35! .

Miro al cielo y señalo hacia arriba ¡somos bronce amigo! La hemos liado de nuevo! Cruzamos la meta juntos. Me emociono.

 

Nada más llegar Jorge García, delegado de la federación española me confirma que soy tercero. Veo a Sara nos abrazamos, nos emocionamos.  Le cuento lo que he sufrido para conseguir esta medalla.  Me duele muchísimo la pierna,  nos vamos a la asistencia médica, me atiende un fisioterapeuta y me diagnostican micro rotura del bíceps femoral…Me da una bolsa de hielo, Voltaren y nos dice que vaya a tratármelo cuanto antes. Cojeando salgo de la “enfermería”, pero estoy tan feliz que el dolor ya no importa.

Y después de terminar la carrera más importante y complicada de mi vida, llega la recompensa, con la bandera de España colgada en el cuello subo al podium  y pienso en lo orgullosos que estarán mis padres,  mis amigos, mis deportistas y todos los que me han empujado y animado a conseguir este sueño, miro de nuevo al cielo, ¡¡somos terceros del mundo GGEE!. Esta medalla es vuestra.

Mi más sincera enhorabuena a mi compañero  Fernando Fernández, que dos horas más tarde se proclamaba Campeón del Mundo M50, ha sido un placer conocerlo y comprobar su calidad deportiva y humana. Un orgullo ver en primera persona al junior  Pol Samsó quedar 7º mundial, auguró un gran futuro como profesional en muy pocos años. Gran parte de culpa la tendrá su padre, encantado de conocerlo, cuanto me ha recordado al mío hecho un flan antes de que su hijo saliera a competir.

 

Si realmente confías en ti y luchas con todas tus fuerzas tarde o temprano tus sueños se harán realidad.

Sin vosotros nada de esto hubiera sido posible.

Gracias  a mi club Sweet Fruit Rock´n Roll Team y a todos sus patrocinadores M&A Estilistes, cubiertasytubulares.com, Bicicletas Sanchis y Anna Onrubia Fisioterapia.

Gracias a mis Sponsor Personales: BH Concept Valencia, BH, Nutrición Team 24h.

Gracias a mis amigos de Cala Bandida, el mejor restaurante y el sitio con más encanto de la Comunidad Valenciana

Gracias a la federación y a Jorge García por tratarnos como verdaderos profesionales.

Eternamente agradecido a todos vosotros por estar tan cerca, vuestra fuerza llego hasta Ottawa.

 

Octavio Pérez
Octavio Pérez

Preparador Físico. Ldo. en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Especialista en Alto Rendimiento.
Autor de la «Preparación en el Corredor de Montaña» y de «Mis Primeras Zancadas»

Colaborador-experto del programa “A la Carrera de La 2 de TVE” Conferenciante y docente en Alto Rendimiento.

Creador de OP Training Platform, aplicación a la vanguardia de innovadores sistemas de trabajo en ciencias del entrenamiento. Director en «1000km contra la leucemia» y fundador de «Apadrina un Sedentario»
Campeón del mundo máster 800m.

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